Cuando
organizamos el viaje a la Selva Negra no había oído hablar nunca del valle del Kinzigtal.
De hecho yo creo que me hubiera pasado por alto si no nos hubiéramos alojado en
el Camping Kinzigtal, la coincidencia en el nombre no es casual y la amplia
información que encontramos en este camping de la región en otro idioma que no
fuera el alemán hizo que nos situara un poco más en el mapa, una constante en
nuestra visita de la Selva Negra.
Si
estas al caso y vienes siguiendo mis relatos, ya sabes que aquí caímos enfermos, visitar el Kinzigtal lo hicimos como
buenamente pudimos. La gastroenteritis, aunque no grave, nos dejó muy justos de fuerzas y ya arrastraríamos el cansancio los cuatro. Lo que hicimos fue pasear por las poblaciones cercanas y las atracciones turísticas orientadas al ocio familiar para intentar encender la llama de la curiosidad de los más pequeños. Ellos especialmente ya no tienen muchas ganas de continuar con el viaje.
buenamente pudimos. La gastroenteritis, aunque no grave, nos dejó muy justos de fuerzas y ya arrastraríamos el cansancio los cuatro. Lo que hicimos fue pasear por las poblaciones cercanas y las atracciones turísticas orientadas al ocio familiar para intentar encender la llama de la curiosidad de los más pequeños. Ellos especialmente ya no tienen muchas ganas de continuar con el viaje.
Pequeñas
poblaciones y atracciones
Seguramente
podría hablar de más lugares donde estuvimos de paso o simplemente no tuvimos tiempo de visitar, pero no veo el motivo de meter
paja donde realmente estuvimos escasos minutos:
Aquí estuvimos
poco tiempo para lo que se merece esta pequeña población, estoy seguro que se
le podíamos haber “sacado más partido” pero ese día no estábamos para hacer
gran cosa. Para más inri una de las puertas de la antigua entrada a la ciudad estaba
en proceso de restauración. Nos llamó la atención unas flechas que habían en el
suelo dispuestas de manera que si las seguías te marcaba una ruta, seguro que tenían
un significado pero nosotros no estábamos para muchas palmas así que nos sirvió
para montarnos una historia para que los niños continuaran dando un paseo. Si
alguien sabe el significado que me deje un comentario!
Aquí es
archiconocido por 2 cosas:
- El reloj de cuco más grande del mundo. Se encuentra a 1,5 km antes de llegar a la población y está a pie de carretera. Un consejo si quieres ver algo intenta ir antes de la 1 del mediodía, ya de lo contrario verás una sola vez el cuco y se te quedará cara de pavo J. Puedes ver el interior del reloj vale 2 euros la entrada. La verdad es que es curioso pero no vale la pena el precio así que será tu decisión si quieres ver las entrañas del reloj y el reloj de cuco más pequeño del mundo. En realidad este reloj forma parte de una gran tienda de relojes de cuco muy conocida.
- Las Triberg wasserfall son archiconocidas por el mundo entero. Triberg es un pueblo pequeño, pero cuando ves el acceso de las cascadas con una entrada donde puedes ver todas las banderas europeas quiere decir que van muchos turistas. Y es así! Tras pagar una entrada módica toca subir por un camino para ver los saltos de agua. Aquí presumen de tener el salto de agua más alto de toda Alemania, aunque no es tan impresionante que las cascadas del Rin. Vale la pena dar-se un paseo. Una recomendación: a la salida de la entrada hay baños gratuitos y a mano izquierda tenéis un parque ideal para que los niños se desahoguen o para hacer un picnic.
Triberg en si no nos gustó mucho, dejando de
lado el encanto de una población pequeña y con cuidada estética, se nota que
está orientada para el turista. La calle principal está llena de restaurantes y
tiendas que venden suvenires o relojes de cuco, para mi es donde pierde parte del
encanto.
La
verdad es que aquí fuimos porque tienen actividades que hacer:
- Museo de la Selva Negra: Si lo
se empiezo el viaje por aquí! Encontramos una guía bastante potable en
castellano, algo muy difícil de encontrar en Alemania. Lástima que se nos
acabaran los días. La entrada no es muy cara y si pagas el párquing en la
taquilla del museo te sale por un precio módico. Es interesante la visita y os
recomiendo que paséis el día sin prisas, llevad comida. Consiste básicamente en
un parque donde encontrareis casas tradicionales de la Selva Negra rural. Una
visita donde podrás ver como vivían los alemanes y cómo evolucionaron las casas
tradicionales través del tiempo. Vale la pena la visita.
Una pequeña muestra, hasta aquí trasladaron como una docena de edificios
típicos de la Selva Negra - Park mit allen Sinnen (parque con todos los sentidos). Básicamente es un parque donde te invitan a
descalzarte y pasear por una gran finca. Encontrarás infinidad de texturas para
pisar (desde barro a piedras) cosas que oler, relajarte, oír, sentir…. Vamos no
voy a estropear la magia de la sorpresa, así que si tienes ganas de pasear
descalzo y dejar que los niños corran a sus anchas vale la penas su visita.
Hay algo mejor que disfrutar de un paseo descalzo? - Hay mas cosas, me llamó la atención, por ejemplo unos trineos, pero no nos dio tiempo para poder ir a una hora prudencial (recordad que aquí los horarios europeos van a misa).
Es un
pueblecito muy próximo al camping kinzigtal, tiene un centro histórico con una
forma curiosa de media luna. Calles adoquinadas invita, como la mayoría de
pueblecitos de la zona, darte un paseo entrar a una panadería y pedir un pretzel
para degustarlo mientras paseas. La verdad es que llegamos aquí porque
visitamos las minas de plata que están a las afueras y como estábamos muy
próximos no resistimos la tentación de dar un paseo.
- Minas de Plata: Este lugar lo recomiendo si o si. Por la experiencia,
por la historia que alberga y porque la experiencia si vas con niños es 100%
llena. El único problema que le veo es precisamente la magia con lo que está orientado: Su guía ya pintan muchas
canas, de niño (con las minas clausuradas) se dedicaba con sus amigos a jugar
por sus túneles a oscuras, hoy es el guía J
pero no sabe hablar idiomas. Te daré 4 nociones por si te aventuras a
visitarlas:
Una de las entradas a la mina
- Intenta ir por la mañana y un día soleado para evitar las aglomeraciones de gente, parece ser que la gente aprovecha los días lluviosos para visitarla. La mina es un lugar cerrado y con grupos grandes no es cómodo de ver.
- Llévate unos calcetines para la visita, te prestan unas botas de agua (totalmente necesario) con lo que te obligan a llevar calcetines. Ellos te pueden vender unos de un solo uso, pero por si acaso hay que estar preparado.
- Estas minas se extraían plata en la antigüedad pero no en la época moderna
- Se han extraído otros materiales como fluor para la pasta de dientes
- Una de las curiosidades es que las maquinas rudimentarias eran de madera ya que se anegaban las galerías de agua y los materiales se oxidaban rápidamente.
- Como las minas estaban anegadas de agua para poder trabajar achicaban agua las 24h del día.
- Cuando acabes la visita, a la salida de las minas (o antes de entrar, según si te toca esperar) hay un parque infantil muy chulo y ellos mismos tienen una terraza para tomarse algo mientras esperas o reflexionas lo duro que era el trabajo en la mina.
Este relato forma parte de mi viaje a la Selva Negra Clica aqui para acceder al resumen de todo el viaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No seas tímido, puedes preguntar, opinar o lo que quieras!